Soldar sin las medidas de protección adecuadas puede conllevar problemas a corto, medio y largo plazo. La exposición constante a los gases, metales fundidos y a la radiación, pueden provocar quemaduras, problemas respiratorios, ceguera, e incluso otras enfermedades de gravedad asociadas a la profesión. Sin embargo, los avances en materia de protección han logrado reducir al máximo los riesgos.
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